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Los problemas psicológicos afectan al 75 por ciento de los cuidadores de mayores con demencia

 
El Periodico de la Farmacia, 6/09/2011
 
LOS FAMILIARES QUE ATIENDEN A ESTOS ENFERMOS, EN SU MAYORÍA MUJERES, SACRIFICAN SU VIDA PROFESIONAL Y PERSONAL
Más del 75 por ciento de las personas que se dedican a cuidar a los mayores con demencia desarrolla problemas psicológicos que se manifiestan mediante síntomas como insomnio, ansiedad, pérdida de interés o insatisfacción en casi todas las actividades, llegando incluso en un 15 por ciento de los casos a desencadenar una depresión severa. Así se desprende del libro “Avances en demencia. Una perspectiva integral”, obra coordinada por los doctores Leocadio Rodríguez y Roberto Petidier, y que forma parte de la serie de libros formativos que la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) publica desde hace nueve años.Actualmente, existen en España algo más de 700.000 personas que padecen algún tipo de demencia senil. “La prevalencia se duplica en cada tramo de cinco años a partir de los 65, pero no es una consecuencia directa del envejecimiento, ya que muchas personas longevas conservan intactas sus facultades mentales”, apunta el doctor Luis Carlos Arranz, médico especialista en Geriatría del Hospital Virgen de la Poveda de Madrid. No obstante, puntualiza que “la edad es un factor que sí favorece la posibilidad de desarrollar algún tipo de demencia. La prevalencia de las demencias seniles es de aproximadamente el 5 por ciento de la población de 65 a 70 años, cifra que aumenta hasta el 30 por ciento en las personas de 80 o más años”.

Cuidar al cuidador

El cuidador de estos pacientes suele ser un familiar muy cercano que sacrifica su vida profesional y personal por atenderlo. El perfil más habitual es el de mujer de entre 45 y 60 años y que vive en la mayor parte de los casos en el mismo domicilio que el paciente. Estos datos demuestran que en nuestro país sigue siendo la población femenina la que presta de manera principal los cuidados a las personas con demencia. “La mayoría de ellas son esposas o hijas y suelen contar con un grado variable de apoyos informales, procedentes principalmente de otros miembros de la familia”, explica el doctor Arranz. Por otra parte, los datos indican que la mayor parte de los cuidadores dedica una media de ocho horas diarias a ayudar al familiar.

“Los cuidadores”, prosigue Arranz, “necesitan ayuda, formación y apoyo psicológico para cumplir su tarea. La atención familiar a los enfermos mayores es tan absorbente que puede llegar a distorsionar el papel social del cuidador. En ocasiones, éste pierde sus contactos sociales y el tiempo que antes solía dedicar a sus aficiones o a sus amigos, por lo que, en este sentido, es fundamental que no se deleguen en un único cuidador todas las atenciones al enfermo para evitar su aislamiento social”.

El paciente con demencia desarrolla agresividad, insomnio, “vagabundeo” o movilidad excesiva. Esta alteración conductual, muchas veces consustancial al proceso de este trastorno mental, constituye otro de los factores que intervienen en la sobrecarga de los cuidadores.




Ejercicio físico y apoyo del entorno, factores clave para estimular a personas con demencia

 
 
La “terapia ecológica”, aplicada a las personas con demencia, puede ayudarles a mejorar su enfermedad. Dicha terapia consiste en instar al paciente a realizar actividades propias de la vida diaria, como hacer la lista de la compra o poner una lavadora, según el doctor Daniel Valle, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial.El ejercicio físico, adaptado a las limitaciones de cada persona, es una de las pocas terapias no farmacológicas que es beneficiosa en todas las fases de la enfermedad, llegando a producir mejoras, tanto a nivel corporal, como a nivel conductual y anímico, explica el doctor Valle, para quien este tipo de terapias no farmacológicas tienen la ventaja de que inciden en más de una función cognitiva del cerebro. Es el caso de las actividades para fortalecer la memoria, como la reminiscencia, que consiste en potenciar la memoria a medio y largo plazo mediante el recuerdo de experiencias vividas.

El apoyo de la familia

Una de las actividades que más pueden mejorar a las personas con demencia es el apoyo de los familiares y amigos. Especialmente sensibles en las fases más avanzadas, estas personas necesitan el cariño de los más allegados. “Se ha observado que cuando reciben esa necesidad básica afectiva mejoran anímica, conductualmente e incluso en otras áreas, aparentemente menos relacionadas con las emociones, como la motora”, asegura el citado especialista.

Con los familiares y cuidadores, los expertos recomiendan realizar actividades que sean del interés de la persona con demencia y que ayuden a estimular diferentes áreas a la vez, como películas de su época, música de su gusto, gimnasia, trabajos manuales, cuidar de un animal, etc.

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