La ayuda a domicilio para personas dependientes es algo testimonial en España, no tanto cuantitativa como cualitativamente. Intensificar este servicio de proximidad posibilitaría la creación de miles de puestos de trabajo a la vez que contribuiría a satisfacer la preferencia del ciudadano por ser atendido en casa.
"No se trata de mover a las personas, sino de mover los servicios", dijo Rodríguez Castedo, Fundación Alternativas, quien tildó de "testimonial" la ayuda a domicilio puesto que los usuarios apenas reciben esta ayuda en casa unas 17 horas al mes y no todas son para cuidados del dependiente, la mitad se dedican a las tareas domésticas. Los últimos datos del Imserso muestran que hay unas 358.000 personas mayores de 65 años que tienen ayuda a domicilio, una cobertura que no alcanza ni a un 5% de la población de esta franja de edad.
"Cercenar o congelar esta ley en estos momentos sería equivocado, lo que hay que hacer es lo contrario, potenciar su desarrollo y ampliar sus recursos. Es más razonable pagar empleo que subvencionar desempleo", dijo Antonio Jiménez Lara, Fundación Alternativas.
Ambos autores del estudio abogaron por "resolver el modelo de colaboración entre el sector público y el privado" para avanzar en la creación de empleo e impulsar la opción de los servicios frente a las prestaciones económicas.
Rodríguez Castedo también se detuvo en el capítulo de las infraestructuras: "Para hacer centros de día o residencias o cualquier otro tipo de alojamientos no son necesarias siempre grandes inversiones ni tiene por qué ser obra nueva. Hay muchos edificios por rehabilitar y adaptar".