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Más Viejos, Pero Contentos

DATOS DE UNA ENCUESTA REFLEJAN QUE LA MAYORÍA DE LOS ESPAÑOLES MAYORES DE 65 AÑOS SE SIENTEN SANOS Y NO TEMEN LLEGAR A LA ANCIANIDAD

Los españoles mayores de 65 años conforman una generación que se siente joven y sana”. Parece un eslogan publicitario, pero es una de las principales conclusiones extraídas del estudio sobre el envejecimiento de la población mundial, Bupa Health Pulse 2010, en el que han participado 12.262 personas de 12 países: Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, España, México, Rusia, China, Brasil, Estados Unidos, Australia e India.

De este estudio se desprende que los sistemas de salud y de atención a la dependencia están mejorando. En España, concretamente, el Instituto Nacional de Estadística revela que la esperanza de vida al nacer roza los 81 años, si bien este dato, alentador en principio, supone a la postre el planteamiento de nuevos retos sanitarios, sociales y de atención a situaciones de dependencia.

En cualquier caso, el porcentaje de españoles mayores de 65 años que asegura sentirse “sano” llega al 72 por ciento, cifra muy similar a la media internacional, y pasan del 92 por ciento quienes, habiendo llegado a esa edad, no sólo no se sienten mayores sino que, además, aseguran no temer llegar a la ancianidad y muchos ni siquiera piensan en ello.

Cierto es también que de entre los españoles encuestados, un porcentaje nada desdeñable -el 23 por ciento- afirma deprimirse al pensar en la vejez y, sobre todo, manifiesta cierto pavor ante la idea de necesitar cuidados algún día y quién se encargará de ello

El apoyo familiar, en entredicho
En opinión de José Luis Fernández, investigador principal de la London School of Economics, “una combinación de factores sociales y económicos -incluidos los cambios demográficos, la ruptura de la familia extensa, el aumento de las tasas de divorcio, la migración y la incorporación de la mujer al trabajo- están erosionando en todo el mundo las estructuras de apoyo familiar que, históricamente, han prestado de manera mayoritaria atención a las personas mayores dependientes. Con los sistemas estatales de asistencia a la dependencia, que también experimentan una presión financiera enorme, está surgiendo un desafío global sobre cómo apoyar en el futuro a los mayores dependientes.”

Por su parte el doctor Daniel Valle Gracia, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial, considera que el apoyo del Estado a las personas mayores debe mejorar. A su juicio, “esta falta de previsión y la excesiva confianza en terceros ha terminado creando una gran dependencia de los sistemas estatales que, hoy por hoy, no están preparados para la creciente y continua demanda por parte de ancianos y familiares, de asistencia social y de servicios de atención a la dependencia”.

. En este punto son las mujeres quienes presentan una mayor preocupación por el proceso de envejecimiento, mientras los hombres parecen asumir el asunto con más tranquilidad, o al menos con más resignación.

Temor a la enfermedad

Otro aspecto un tanto curioso es que la mayoría de los españoles considera que una persona adquiere el rango de “mayor” cuando se jubila, es decir, a los 65 años, percepción que en los franceses se prolonga más allá de los 80.

Aunque el estudio descubre una visión positiva y coherente en todo el mundo ante la vejez, sus consecuencias no pasan desapercibidas para casi nadie. Así, son las enfermedades las que mayoritariamente preocupan a los españoles, en concreto trastornos como la pérdida de memoria y la falta de autonomía porque implican una dependencia absoluta de terceras personas. Por supuesto el cáncer es la enfermedad más temida, seguida muy de cerca por la demencia.

Enfrentarse al futuro

A pesar del aparente optimismo inicial que emana del estudio de Bupa, y quizás precisamente por ello, del mismo se desprende un dato cuando menos preocupante: de manera generalizada son franca minoría quienes se paran a pensar en los posibles retos que deberán afrontar en sus últimos años. En nuestro país los datos hablan por sí solos: 6 de cada 10 no han tomado ninguna medida, y apenas llega al 11 por ciento los que dicen haber ahorrado algún dinero en previsión de posibles dificultades propias de la vejez; pocos más son los que disponen de un seguro.

¿Sobre quién o quienes ha de recaer el cuidado de los mayores dependientes y quien se hace cargo al final? En líneas generales, la opiniones en este punto están algo divididas, aunque mayoritariamente los encuestados creen que tal responsabilidad debe asumirla la familia, y en menor escala tal opción es trasladada al Estado.

PATRONES INTERNACIONALES DE ENVEJECIMIENTO
» La población mundial envejece y el número de personas mayores está aumentando en casi todos los países del mundo, debido en parte al considerable aumento de la esperanza de vida.

» La percepción pública de lo que constituye una “edad avanzada” parece estar cambiando, ya que la mayoría de los encuestados mayores de 65 años no se consideran “ancianos”.

» El rápido crecimiento de la proporción de ancianos en el mundo podría plantear la cuestión de la capacidad de la sociedad para pagar los servicios.

» La mayor parte de los servicios de asistencia que necesitan las personas mayores están vinculados con unas pocas patologías: demencia, diabetes, cáncer, cardiopatías, artritis e ictus.

» El cáncer y la demencia son, con mucho, las enfermedades que generan el mayor grado de ansiedad entre la población. Las consecuencias del envejecimiento más temidas por los encuestados son la pérdida de la independencia y de la memoria.

» Los miembros de la familia deben ser los principales responsables de cuidar a los ancianos dependientes. El Estado queda en segundo lugar.

» La mayoría de los encuestados opina que el Estado debe pagar la atención a las personas mayores (en especial para los ancianos con pocos ingresos).

» En la mayoría de los países se cree que sólo las personas más acaudaladas podrán soportar el coste de una estancia prolongada en una institución de asistencia a largo plazo.

» El uso de seguros privados de asistencia a largo plazo sigue siendo limitado.

» Hay pocas evidencias de que la sociedad esté tomando medidas concretas para prepararse para la tercera edad.

» La percepción general de los encuestados fue que, en la actualidad, se empieza a ser anciano hacia los ochenta años.

FUENTE: Estudio Bupa Health Pulse 2010.

 
Comentarios:
 
En opinión de José Luis Fernández, investigador principal de la London School of Economics, “una combinación de factores sociales y económicos -incluidos los cambios demográficos, la ruptura de la familia extensa, el aumento de las tasas de divorcio, la migración y la incorporación de la mujer al trabajo- están erosionando en todo el mundo las estructuras de apoyo familiar que, históricamente, han prestado de manera mayoritaria atención a las personas mayores dependientes. Con los sistemas estatales de asistencia a la dependencia, que también experimentan una presión financiera enorme, está surgiendo un desafío global sobre cómo apoyar en el futuro a los mayores dependientes.”

Por su parte el doctor Daniel Valle Gracia, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial, considera que el apoyo del Estado a las personas mayores debe mejorar. A su juicio, “esta falta de previsión y la excesiva confianza en terceros ha terminado creando una gran dependencia de los sistemas estatales que, hoy por hoy, no están preparados para la creciente y continua demanda por parte de ancianos y familiares, de asistencia social y de servicios de atención a la dependencia”.

 

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