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Adaptar La Vivienda Para Personas Mayores Dependientes

Adaptaciones del Entorno

Adaptar la Vivienda para Personas Mayores Dependientes

Eroski Consumer

La adaptación de la vivienda a una persona mayor dependiente es todo un reto.

En este capítulo se exponen las adaptaciones generales útiles para todo tipo de dependencia.

En los capítulos de descripción de patologías se expondrán las actuaciones específicas para cada enfermedad y/o discapacidad.

El proyecto de reforma depende de las características de la vivienda y del grado de pérdida de autonomía y del tipo de incapacidad de quien la habita.

Antes de embarcarse en grandes obras, conviene pensar lo que uno mismo puede hacer (siempre hay algún habilidoso en la familia) sin necesidad de recurrir a un profesional de la construcción: instalar una barandilla, colocar asideros en el baño o fijar las alfombras al suelo con adhesivos para que no se deslicen son operaciones muy sencillas.

En las tiendas especializadas como Asister podremos encontrar infinidad de accesorios que nos serán útiles.

Existe también la posibilidad de alquilar material especial, como camas articuladas o andadores.

Hay que dejarse guiarse por el sentido común. Éste indica, por ejemplo, que para una persona con dificultades de movimiento siempre serán mejores un sillón o una butaca rígidos que un mullido sofá en el que se hundirá cuando se siente y del que se levantará con gran dificultad.

Para adaptar la vivienda a las personas con algún grado de dependencia, es preciso tener en cuenta ciertas normas generales. Las adaptaciones universales de la vivienda son:

Instalación eléctrica:

Los cables no deben estar en lugares de paso.

Asegurar los enchufes.

Los interruptores deben ser abundantes y estar situados en lugares estratégicos:

Al principio y al final de unas escaleras.

En la cabecera de la cama.

Al principio y al final de un pasillo.

Son preferibles los interruptores conmutados, que permiten encender y apagar las luces desde distintos lugares.

Sería conveniente que fueran fosforescentes o con un testigo luminoso que permita localizarlos en la oscuridad. Deben situarse a 90 centímetros o un metro del suelo.

El número de enchufes debe ser el suficiente para evitar alargadores. Lo mejor es que estén situados a la misma altura de los interruptores o, al menos, a una distancia del suelo superior a 40 centímetros.

Las luces:

Lo ideal es disponer de fuentes luminosas que se puedan orientar para evitar los deslumbramientos y de intensidad regulable, con el fin de adaptar la luminosidad a las necesidades de cada momento.

Los suelos:

Adaptar la vivienda

Deben ser lisos, antideslizantes, sin elementos que sobresalgan (como ocurre a veces en el acceso a terrazas y balcones).

Procurar eliminar las alfombras o, en caso de tenerlas, procurar que no estén dobladas, que no se muevan fácilmente, etc.

Si hay peldaños, éstos deben estar señalizados y tener elementos que ayuden a franquearlos.

La moqueta de pelo corto como suelo es lo más recomendable. Está demostrado que con ella se producen menos fracturas de cuello de fémur. Siempre que sea posible es mejor elegir una moqueta con envés de goma o de fieltro, que sirve de aislante acústico y reduce el riesgo de fracturas en caso de caídas.

Sin embargo, la moqueta es un inconveniente para aquellos que se desplazan en silla de ruedas.

Los suelos de madera son más seguros tratados con ceras antideslizantes.

Organización del mobiliario para facilitar los movimientos:

Poner a un lado los muebles u objetos que dificultan el paso.

Evitar que objetos como cables, juguetes, etc. estén en lugares de paso. Si es necesario, los cables deben fijarse a la pared.

En la medida de lo posible, los bordes de los muebles deben ser redondeados. Si es necesaria una silla de ruedas, hay que prever que pueda desplazarse por toda la vivienda.

Los dispositivos eléctricos para subir y bajar persianas son más cómodos y seguros.

Las puertas deben ser anchas, sobre todo si se necesita una silla de ruedas para los desplazamientos.

Se recomiendan puertas de al menos 80 centímetros. La anchura óptima des de 110 centímetros con dos hojas, una de 80 centímetros y otra más estrecha, reservada para el paso de elementos muy voluminosos.

Baño:

Los pavimentos plásticos antideslizantes son los más recomendables y resultan menos fríos y resbaladizos que las baldosas de gres.

Para no resbalar en la bañera o en la ducha, la colocación en ella de alfombrillas antideslizantes es un requisito mínimo.

Es más recomendable una ducha que una bañera. Las actuales duchas, colocadas directamente en el suelo, son las recomendables. Si no se dispone de ellas, conviene que el acceso al plato de ducha tenga el mínimo escalón posible.

Utilizar barras asideras de un color que contraste con el de la superficie de la pared. Estas barras pueden ser instaladas tanto en la ducha o el baño, como en la taza del baño.

Así se le facilita la tarea de sentarse y levantarse a la persona mayor.

Los asideros de plástico son preferibles a los de acero inoxidable, resultan igual de firmes y menos resbaladizos. Hay que elegir cuidadosamente su ubicación y fijarlos bien en la pared.

En tiendas como Asister se pueden encontrar elementos que pueden facilitar el aseo: bancos o sillas de baño, alzadores de WC, duchas de teléfono, etc.

Un grifo de doble vía, monomando y preferiblemente de palanca, garantizará su mejor manejo y que la temperatura del agua sea constante.

La taza del retrete debe estar suficientemente alta: entre 45 y 50 centímetros. En las tiendas especializadas como Asister existen elevadores diseñados para alzar un retrete de tamaño estándar hasta la altura requerida.

Procurar que la temperatura del baño sea agradable.

No cerrar con pestillo la puerta del baño (puede haber una urgencia).

Es preferible que las puertas de los cuartos de baño abran hacia el exterior, para que puedan ser desmontadas desde fuera en caso necesario.

Salón:

Las sillas o sillones con apoyabrazos y respaldo alto son muy adecuadas.

El sillón es preferible al sofá.

Los asientos no deben ser ni muy elevados ni muy bajos porque de esa manera dificultarían las acciones de sentarse o levantarse.

El asiento ha de ser lo suficientemente alto (45 centímetros); el respaldo recto y ha de disponer de brazos para facilitar la incorporación. Un respaldo reclinable y un reposapiés añaden confort.

La televisión debe estar provista de un mando a distancia. Unos auriculares inalámbricos permitirán escucharla sin elevar demasiado el volumen en el caso de dificultad auditiva.

Los teléfonos inalámbricos evitan que la persona se precipite hacia el aparato cada vez que se produce una llamada, con lo que disminuyen los riesgos de caídas.

Dormitorio:

En la medida de lo posible, con el fin de poder moverse alrededor de la cama, hay que evitar colocar uno de sus laterales junto a la pared.

No es aconsejable orientar la cama hacia la ventana, en particular en el caso de las personas con problemas de visión, pues la luz de la mañana puede deslumbrarlas.

La cama no debe ser ni demasiado alta ni demasiado baja, para que resulte más fácil levantarse y acostarse. La altura mínima recomendable es de 45 centímetros.

Para adaptar la altura, se pueden cambiar las patas del somier o utilizar calzas.

El interruptor de la luz, el teléfono o la telealarma deben ser de fácil acceso desde la cama. La lámpara de la mesita debe de ser lo más estable posible.

De hecho, lo ideal sería sustituirla por un aplique en la pared.

La alfombrilla de pie de cama ha de estar fijada al suelo con adhesivo de doble cara, aunque lo más eficaz es suprimirla.

Utilizar en personas con gran inmovilidad un colchón de aire o aquellos similares a una colchoneta (tamaño colchón o tamaña cojín).

Su utilización alivia la espalda u otras partes del cuerpo y evita que se desarrollen dolores y las úlceras por decúbito (úlceras de la piel que se producen al apoyar durante mucho tiempo una superficie del cuerpo).

Las colchonetas tamaño cojín también se pueden utilizar en el sillón o en la silla de ruedas.

Usar también protectores para la piel (piel de borrego).

Su función es la de disminuir o evitar las consecuencias del roce de aquellas partes del cuerpo que por determinados motivos (huesos salientes, posturas, etc.) pueden llegar a producir llagas (úlceras por decúbito) y/o dolores.

La piel de borrego también se puede utilizar en el sillón, en la silla de ruedas, etc.

Cama articulada

En aquellos casos en los que la persona sufra una alta dependencia y no pueda alternar los periodos de permanencia en la cama con pequeños paseos o descansos en un sillón, la cama articulada permitirá evitar la inmovilidad absoluta y facilitará el cambio de posiciones, desde el decúbito hasta la sedestación (postura de sentado).

Es necesario realizar adaptaciones que permitan a la persona dependiente seguir utilizando la cocina.

El fregadero no debe de ser demasiado profundo, el grifo con palanca evita las torsiones de la muñeca y si es del tipo ducha extraíble permite llenar las cacerolas sin necesidad de colocarlas en el fondo del fregadero.

Los estantes no han de estar ni demasiado bajos ni demasiado altos: su altura ideal es la comprendida entre 40 centímetros y 1,5 m del suelo.

Los utensilios de mayor uso deben colocarse en los lugares más accesibles.

Utilizar vasos y platos de plástico, baberos o cualquier objeto que facilite la tarea. Los cubiertos con mayor superficie de agarre son más fáciles de manejar.

No utilizar cubiertos de plástico, ya que son frágiles y, si se rompen, pueden resultar peligrosos. Procurar que, en la medida de lo posible, los útiles de cocina (vasos, tazas, platos, etc.) que se utilicen sean de materiales difícilmente rompibles.

Las tiendas especializadas disponen de numerosos utensilios diseñados para ayudar a quienes tienen dificultades para sujetar objetos o para aquellos que sólo pueden utilizar una mano.

Estos utensilios ayudan a pelar, a cortar, a abrir las latas…

Uno de los principales peligros radica en el riesgo de quemaduras causadas por las diferentes fuentes de calor.

Las cocinas eléctricas son preferibles a las de gas porque están dotadas de un testigo luminoso que indica su funcionamiento.

No obstante, las cocinas de vitrocerámica son las más recomendables, ya que, gracias a su superficie plana, resulta fácil deslizar las cazuelas sobre ellas.

Bien es verdad que son más caras y para aquellos que tienen dificultad de visión no es fácil saber cuáles son las zonas de cocción.

El microondas permite calentar todo tipo de platos y preparar infusiones…

En la actualidad es una pieza casi imprescindible.

Una mesa pequeña con ruedas, las conocidas como «camareras», permite transportar sin riesgos los platos calientes y los más pesados.

Utilizar sillas o banquetas estables.

Utilizar suelo antideslizante.

Teléfono:

Existen teléfonos adaptados para ciegos y para personas con deficiencias visuales (teclas con números grandes), y con deficiencias auditivas (con capacidad de regulación del volumen).

Utilizar las memorias con los números más frecuentes para no tener que marcarlos en cada ocasión.

La función de manos libres para hablar sin descolgar el teléfono también es de gran utilidad.

Si es posible, instalar varios teléfonos en la casa de tal forma que sean fácilmente accesibles.

Medicación:

Señalar o destacar el nombre de la medicina.

Controlar las fechas de caducidad.

Apuntar cómo deben ser tomadas (dosis) y con qué periodicidad. Existen pastilleros en Asister donde se pueden poner la medicación de todo un día o de toda una semana, ordenados de lunes a domingo y en tomas de desayuno, comida, merienda y cena.

Consejos sobre las adaptaciones de la vivienda

Las reformas en el ambiente deben realizarse por prioridades: el ambiente de mayor riesgo es el baño, seguido de la cocina y el salón.

Por ello las modificaciones en el baño son sin duda las más importantes y las de mayor beneficio

Dar siempre prioridad a las soluciones sencillas.

Por ejemplo, si una persona no puede subir la escalera para acceder a su dormitorio, puede ser mejor trasladar su habitación a la parte baja que instalar un costoso sistema de remonte o un ascensor.

Los sentimientos también cuentan.

Algunos cambios, por razonables que parezcan, pueden no ser buenos para la persona dependiente y no debemos imponérselos.

El mobiliario de una casa puede parecernos disparatado, pero hay muebles o elementos de la decoración con una gran carga simbólica y sentimental que están estrechamente unidos a los recuerdos y a la vida de la persona.

En ocasiones, merecerá la pena conservar el sillón donde se sentaba con su marido, la mesa heredada de los padres, una cortina demasiado vieja…

Si conservamos estos elementos, preservaremos una parte del pasado y de la memoria de la persona. Son recuerdos de su vida, de su proyecto vital.

Reformas, nuestras recomendaciones.

Conviene realizar las reformas poco a poco, conforme se vaya presentando la ocasión.

¿ Hay que pintar el dormitorio?

Pues aproveche para instalar los enchufes y el cambio de interruptores. ¿Hay que reformar el baño?

Hágalo con todas las modificaciones, ducha, suelo antideslizante, etc.

Lo más importante es no imponer nada.

La persona mayor dependiente debe recibir explicación y justificación de todo y consentir libremente. No lo olvidemos, SE TRATA DE SU CASA.

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