Dos mujeres de la Residencia de Cedrillas, entrecavando una de las zonas de huerto que se han habilitado
Tomates y gallinas para que los mayores de la Residencia de Cedrillas se sientan como en su pueblo
Diario de Teruel, 5 de Agosto, M. Cruz Aguilar Teruel 05/08/2015
Han plantado hortalizas como hacían cuando vivían en sus localidades de procedencia
El gallo despierta todas las mañanas a los ancianos de la residencia de Cedrillas y su estrepitoso cantar les transporta a épocas más jóvenes en las que vivían en el pueblo y tenían que levantarse temprano para atender a los animales o ir a trabajar al campo. Ahora también pueden hacerlo, aunque de forma más pausada, puesto que la Residencia de Mayores de Cedrillas ha habilitado varios huertos urbanos y un pequeño gallinero del que se ocupan los propios residentes.
El geriátrico está gestionado por el Grupo Rey Ardid, que desarrolla una atención centrada en la persona. «La parte sanitaria está, por supuesto, pero no damos un trato hospitalario a nuestros residentes, sino que pretendemos que se sientan como en su casa», explica la directora del centro, María Ángeles Viñado.
La iniciativa comenzó en el mes de junio y el objetivo que se persigue es «mantener la motivación de los residentes» con actividades que les relacionen con el trabajo que han desempeñado durante toda su vida, explica la responsable de la residencia. Y es que, como matiza, prácticamente todos los ancianos proceden del medio rural y han tenido gallinas y huerto a lo largo de toda su vida.
Timoteo Moya es de Miravete de la Sierra, donde este mes irá a pasar algunos días, y es el que se ocupa de atender el huerto y las gallinas, aunque a veces le ayudan el resto de compañeros. «Yo lo hago muy a gusto, he trabajado toda la vida en el campo, con animales», explica.
A recoger los tomates
Él, como el resto de los residentes, ya tiene ganas de recoger los primeros tomates, aunque adelanta que habrá que esperar porque «se han sembrado tarde», dice. Tampoco han recogido todavía ningún huevo de las dos gallinas que hay, pero Moya cree que no tardarán en poner: «Eran muy jóvenes cuando las trajeron», justifica.
A él le sirve de entretenimiento cuidar del huerto y de los animales y a otros ancianos les motiva salir a ver cómo se pasea el gallo por el jardín o cuántas flores han salido en las plantas de las judías y los tomates.
La dirección del centro ha completado la actividad con talleres sobre memoria en los que recuerdan su época joven y como los productos derivados de los animales y la tierra servían de base para su alimentación cotidiana. Durante las sesiones rememoran cómo era su vida en sus localidades de origen, en las que la agricultura y la ganadería tenía un peso muy importante.
Junto a los residentes también se ha implicado algún familiar que se ha ocupado de sembrar las espinacas y trasplantar algunas de las tomateras.
Tema de conversación
Viñado reconoce que a algunos ancianos les cuesta colaborar con las tareas del cuidado de las gallinas y el huerto, pero recuerda que la iniciativa se acaba de poner en marcha y confía en que «poco a poco vayan entrando». Para motivarlos tienen intención de llevar a cabo talleres, alguno de ellos encaminado a organizar las tareas a desarrollar por ellos.
Pero colaboren o no, desde luego los animales y las hortalizas les sirven de entrenamiento y de tema de conversación y no hay día en que no nombren el canto del gallo o la evolución de las verduras.
